martes, 12 de abril de 2022

Estudiantes aplicados de esta Escuela Planetaria.



 

Estudiantes aplicados de esta Escuela Planetaria.  

Leonardo Díaz. Astrólogo Metafísico. 

Nuestro «Planeta Escuela» es muy joven, podemos decir que aún se encuentra en estado muy primitivo, apenas ayer, en rondas anteriores, la consciencia que dormía en el reino mineral, evolucionó en los reinos vegetal y animal y se encuentra lentamente despertando en humanidad.  

Somos hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza, se trata de potencialidades latentes. Como hijos de Dios, los regalos del cielo los llevamos dentro, promesas de Luz que laten en nuestro interior pidiendo despertar.

El Creador puso sus semillas de Luz en nosotros y nos envío a estos mundos a «estudiar» la vida y sus leyes, a germinar y florecer hasta que retornemos ante Él, graduados como «espíritus despiertos y desarrollados», listos para continuar otras tareas, misiones que solo una categoría especial de ángeles/dioses como los que estamos destinados a convertirnos, pueden realizar. Grandes cosas nos esperan como hijos de la Luz, hijos de Dios.  

 Las estrellas transitan por el cosmos en danza creadora, los astros giran en torno a sus estrellas y nosotros caminamos por la vida, todo este movimiento coopera con los ritmos de la creación, todo tiene un propósito y un noble y amoroso fin. Las Escuelas de Evolución de las almas, en todo el Cosmos, son regidas por la «Gran Ley», todos viajamos en la «Gran Rueda» que no se detiene, el Cosmos nos lleva de su mano y la sinfonía universal creada por la «música de las esferas» que emerge de los signos zodiacales, planetas y geometrías hacen su divino trabajo en sincronía perfecta.

Aun somos la prehistoria del futuro, «la creación no ha terminado», somos los crisoles donde Dios aún continúa creando, estamos llamados a convertirnos en Soles espirituales, «luces enviadas por la Luz Mayor, la Luz Infinita». La promesa es de «Luz y Amor» será cumplida, porque al descender en los planos densos como carbones sumergidos en las entrañas de la Tierra, estamos destinados a convertirnos en Diamantes, elevándonos en la «escala universal». Hemos entrado voluntariamente, hemos matriculado para estudiar, evolucionar, y al mismo tiempo servir en la Gran Obra, luces, no caídas desde el cielo en los abismos de la materia, sino, descendidas por la Voluntad Divina, impulsadas por un amoroso propósito.  

Todos los días la promesa se cumple, paso a paso, sin que nos demos cuenta, todos los días estamos siendo transformados, algunos por el dolor, otros por esfuerzo propio en la búsqueda del despertar.  

Portamos la «Chispa Divina» en nuestro interior, somos semillas hijas de Dios, pero las semillas de la Divinidad no deben distraerse de sus lecciones en este «Planeta Escuela». Un lamentable error es postrarnos ante los altares de la adoración. No se trata de permanecer inmóviles como semillas que debe adorar al árbol desarrollado y frondoso, se trata de semillas que deben germinar y florecer hasta convertirse en frondosos árboles de Luz. Los estudiantes no deben adorar a su maestro, deben aprender de sus lecciones.  

Jesús, nuestro «hermano mayor», graduado en otros kalpas, que nuestro «Padre Celestial» envió a este mundo para impulsar nuestra evolución planetaria, cuando realizaba los llamados milagros, sentenció, «cosas más grandes que estas hará ustedes».

Como estudiantes en esta «Escuela Planetaria», nos queda aún mucho que aprender, que avanzar y evolucionar, en el camino estamos. Convirtámonos en buenos estudiantes, el «Maestro Interno», el «Guardián» que custodia y vigila nuestro aprendizaje, el «Iniciador Único», no se equivoca, cada lección recibida en la «Rueda de la Vida» es importante, al final de la Gran Ronda, todos nos graduaremos. Confiemos en la Escuela a la que asistimos, seamos buenos estudiantes, porque el Gran Ser, en su infinito Amor, nos lleva de su mano. DIOS ES AMOR.


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